jueves, 14 de julio de 2011

BIOARQUITECTURA I. Calidad del ambiente interior

Para conseguir que un edificio tenga una buena calidad del ambiente interior hay que controlar un diseño adecuado y la utilización de materiales que no provoquen daños a sus habitantes ya sean ocasionales o habituales. Esta es una condición básica para la definición de BIOCONSTRUCCIÓN o BIOARQUITECTURA, como aquella que tiene en cuenta la compatibilidad, en el periodo útil del edificio, entre edificio y habitantes, de tal manera que los elementos “continentes” de los espacios arquitectónicos, es decir, los materiales que envuelven a los espacios habitables, no menoscaben el propio uso y la calidad habitacional o arquitectónica de los mismos.
Para conseguir un que un edificio tenga la definición de SUSTENTABLE O SOSTENIBLE es que los materiales empleados ayuden a la protección del ser humano que los habita. Así un edificio tiene que proteger de las inclemencias del tiempo (lluvia, frío, calor, etc), tiene que dar seguridad de estabilidad (estructura, instalaciones, fuego, etc) y de protección frente a  terceros de la intimidad y del propio patrimonio.
Por tanto, los edificios, históricamente, han protegido al ser humano todo lo bien que han podido con respecto a los medios de que se ha dispuesto en cada tiempo, clima y lugar.
El problema actual es que, durante el siglo XX y dado el gran adelanto de la industria química, se han venido incorporando a los materiales de construcción una infinidad de sustancias que les daban mejores cualidades de estabilidad, resistencia, durabilidad, etc sin haber estudiado suficientemente las consecuencias de su interacción con el ser humano. Sí es verdad que hay muchos productos de cuyas propiedades se conocían sus peligros, pero estando dentro de ciertos parámetros tolerables, y se permitieron. Ahora, pasado el tiempo, se han podido realizar más investigaciones biológicas, médicas o simplemente estadísticas que nos dan indicios o pruebas de que ciertas sustancias no benefician a la salud o crear directamente enfermedades.
Cuando se decide sobre un edificio se debe pensar en el buen acondicionamiento arquitectónico que no puede dejar fuera una buena elección de materiales, muebles  y elementos de decoración que no liberen contaminantes o lo hagan en mínima proporción dentro de límites permisibles, para lograr adecuada sustentabilidad y, por tanto, calidad arquitectónica.

Según el doctor SAMUEL AZAR[1], los edificios son capaces de provocar un gran número de enfermedades y dolencias en las personas que los habitan. En los tiempos modernos, las personas vivimos una gran parte de nuestro tiempo dentro de los edificios (ya sean residenciales, docentes, de trabajo u ocio).
El doctor AZAR publicó una lista de los posibles contaminantes químicos, biológicos y físicos que se pueden encontrar en los edificios.[2]

La mala calidad ambiental está generada por contaminantes de los materiales que de emplean en su construcción o en su uso cotidiano.
Como resumen he extraído los siguientes materiales que se pueden considerar como contaminantes químicos, físicos y/o biológicos (los enumero en las siguientes entradas del blog).





[1] Medico. Neumotisólogo Universitario. Especialista en Enfermedades Alérgicas. Ex-Coordinador de la Red de Alergología de los Hospitales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Asesor del Servicio de Alergia e Inmunología del Hospital Cosme Argerich.

[2] PUBLICADO EN LA REVISTA http://www.arq-sustentable.com.ar/

Síndrome del edificio enfermo

El “Síndrome del Edificio Enfermo” es un conjunto de síntomas diversos que presentan, predominantemente, los usuarios de edificios de oficinas en particular. No suelen ir acompañados de lesión orgánica o signo físico y se diagnostica por exclusión.
Los síntomas y suelen ser temporales, y desaparecen cuando se deja el edificio.[1]

Las características comunes de estos edificios son:
1. Sus ocupantes manifiestan quejas respecto a su salud en una proporción > 20%. 
2. Las  molestias son más numerosas por la tarde que por la mañana.
3. Los edificios se encuentran equipados con sistemas de ventilación o climatización forzada del aire, (aunque también pueden estar ventilados de forma natural) que   generalmente es común a todo el edificio o a amplios sectores.
4. Existe recirculación parcial del aire.
5- La mayoría son edificios herméticos en los que las ventanas no suelen  ser practicables.
6. Se busca en ellos el ahorro energético con un ambiente térmico homogéneo, con poco control de la ventilación.

La sintomatología médica puede ser muy variada, y muchas veces compleja, ya que suele ser el resultado de la combinación de distintos factores: irritación de los ojos, nariz y/o  garganta.
Existe sensación de sequedad en las membranas mucosas y piel, disfonías, respiración dificultosa.
Las personas tienen una elevada incidencia de infecciones respiratorias y resfríos.
Sufren irritación de la piel con enrojecimiento y erupciones. Nauseas, mareos y vértigos. Dolor de cabeza. Fatiga mental.


[1] Según investigaciones del Doctor SAMUEL AZAR Medico. Neumotisólogo Universitario. Especialista en Enfermedades Alérgicas. Ex-Coordinador de la Red de Alergología de los Hospitales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Asesor del Servicio de Alergia e Inmunología del Hospital Cosme Argerich.